Hay una costumbre que muchos compartimos sin darnos cuenta:
guardamos la loza más linda, las copas más brillantes y los platos que tanto nos gustan… para las visitas.
Y mientras esperamos esa ocasión especial, pasan los días, los meses — y a veces, esos platos siguen guardados en silencio, como si esperaran permiso para ser parte de nuestra vida diaria.
Nuestras madres y abuelas crecieron en una época donde “la loza bonita” era un símbolo de respeto.
Era la que se usaba cuando venía alguien importante,
la que se cuidaba de los niños,
la que se lavaba a mano con más cariño que el resto.
Era una forma de decir:
“Te recibo con lo mejor que tengo.”
Pero en ese gesto tan noble, se escondió también una pequeña creencia:
que lo mejor no era para nosotros, sino para los demás.
Hoy, desde Lozamanía, queremos cambiar un poco esa historia.
Creemos que cada día merece un plato lindo, una copa brillante, una mesa con color y alegría.
Porque la belleza no debería ser algo que se guarda, sino algo que se vive.
Poner la mesa con tu loza favorita — aunque sea solo para ti — es una manera de decirte:
“Yo también merezco lo mejor.”
Usar tu loza bonita no la desgasta, la llena de historias.
Cada comida, cada desayuno, cada tarde de café le deja una huella:
un recuerdo, una risa, un momento tuyo.
Porque al final, las piezas más especiales no son las que permanecen intactas en un mueble,
sino las que acompañan la vida real, con sus pequeñas imperfecciones y su brillo gastado de felicidad.
La próxima vez que mires tu vajilla favorita y pienses “es muy linda para usarla hoy”,
piensa que hoy también puede ser una ocasión especial.
No necesitas visitas para disfrutar la belleza;
solo el deseo de hacer de tu día algo un poquito más bonito.
💛 Lozamanía:
Porque una mesa linda no es solo para mostrar,
es para vivirla.
